MINDSET
Consejos para derrotar al maniático de la mesa
Aprende a identificar sus patrones y convertir su estilo en una ventaja estratégica.
Esta es la segunda parte del perfil de Chau Giang. Si quieres leer la primera parte, haz click acá.
Con un millón de dólares en su bankroll, todo construido de la nada, Chau Giang decidió que era el momento de probar sus habilidades en el legendario Bobby’s Room del Bellagio donde, frecuentemente, se llevaban a cabo las partidas con nombres tan importantes como Doyle Brunson, Chip Reese y Lyle Berman. En aquel momento los límites eran $4.000/$8.000 pero después terminaría jugando el doble.
En lo que pareció un abrir y cerrar de ojos, Giang convirtió su millón de dólares en veinte millones. Durante un lapso de dos años hizo del Bobby’s Room su hogar y no hubo ningún jugador que pudiera hacerle frente en cualquier modalidad de Mixed Games. Giang diría después que le parecía que todo había ocurrido muy rápido y que, ahora que miraba hacia atrás, le parecía sorprendente que hubiesen pasado dos años
La reputación de Giang como un gran jugador se esparció como pólvora y algunos lograron sacar provecho de sus habilidades. En una ocasión, Todd Brunson, el hijo de Doyle Brunson, le compró 25% de sus acciones para una partida y eso le proporcionó nada menos que $2.5 millones de dólares.
Sin duda, Chau Giang lo había logrado: de ser un refugiado de la Guerra de Vietnam, estaba viviendo el sueño americano con veinte millones de dólares en su poder. Pero, como él mismo dijo, ganar veinte millones en Las Vegas y mantener veinte millones en Las Vegas son dos cosas muy distintas. Y pronto Giang experimentaría la debacle en carne propia.
Una de las peculiaridades de las grandes partidas de poker es que no ocurren con la regularidad que todos desearían. Casi siempre su inicio depende de la llegada de un nuevo jugador en busca de acción o de un empresario que quiere medirse contra los mejores. Con un nuevo miembro el juego se pone en marcha rápidamente y puede mantenerse por días. Pero mientras tanto, los jugadores de High Stakes debe aprender a esperar o a bajar de nivel si quieren seguir con las partidas de poker.
Pero Giang no era bueno esperando y las partidas de niveles bajos le aburrían. Después de haber disputado pozos de cientos de miles de dólares en el Bellagio, veía poca motivación en descender a las mesas donde sólo había pozos de miles de dólares así que, con la confianza por las nubes, buscó refugio y acción en la antítesis del poker: las mesas de dados y baccarat,
La experiencia fue desastrosa. Chau Giang no ha hablado de ella en forma concreta pero en varias ocasiones no dudó en afirmar que perdió los veinte millones en ambos juegos. No es difícil imaginarse la vorágine de azar en la que se vio envuelto y cuando se dio cuenta, había perdido todas sus ganancias procedentes de las mesas de poker. En este punto, mientras que otros hubieran claudicado, Giang decidió ponerse serio y rehacer su banca.
«Me limité sólo al poker», afirmó, «Comencé a ganar de nueva cuenta, lento primero y en los límites bajos. Pero después, antes de que me diera cuenta, estaba de vuelta jugando límites de $200/$400. Me tomó un tiempo pero lo logré».
Tercera historia de Giang. Durante una partida estaba compartiendo la mesa con el director de cine Curtis Hanson, aunque éste sólo estaba viendo jugar a Doyle Brunson. Hanson comenzó a contar acerca del nuevo proyecto en el que se encontraba trabajando, una película de poker, y quería que algunos jugadores profesionales estuvieran en ella.
«Me encantaría estar en la película, será divertido», dijo Chau. «No te preocupes», respondió Hanson, «Ya estás en mi lista». La película se llamó Lucky You y se estrenó en el 2007 y Giang apareció en varias ocasiones interpretándose a sí mismo en las mesas. «Todavía tengo el cheque como pago por la película», dijo en una ocasión.
Poco después del estreno de la película, Giang se interesó en el poker online y decidió probar suerte en las nuevas aguas. Se registró en Full Tilt Poker con el nick «La Key U» (con un poco de imaginación, es posible darse cuenta que el nick es una variación de la pronunciación de Lucky You) y comenzó a disputar los Mixed Games de la sala. Su primera aparición en las mesas fue en octubre de 2013 y no ha vuelto a Full Tilt desde el Black Friday.
A Giang le vino bien el poker online pues con «La Key U» ganó poco más de$2.6 millones de dólares, la mayoría de ellos en las partidas de Mixed Games contra los regulares de la sala en las que acumuló más de 160.000 manos.
Después de su experiencia en el poker online, Giang pudo presumir de haber conquistado el último territorio: las mesas virtuales. En suma, había conseguido sus objetivos: consagrarse como un profesional de los Mixed Games, ganar tres brazaletes de las WSOP (1993, 1998 y 2004) y hacer temido su alias online, La Key U.
Última historia de Giang. A finales del 2010 el mundo del poker giró la mirada hacia tierras lejanas, específicamente Macao. Hasta ese momento desconocido, Macao se estaba convirtiendo en la sede de los High Stakes, lo que en antaño significa el Bobby’s Room del Bellagio en Las Vegas. Los rumores eran que en los casinos de Macao se jugaban pozos millonarios y los mejores profesionales (Phil Ivey, Tom Dwan, John Juanda) estaban allí para tratar de ganarle el dinero a los empresarios locales.
Por supuesto, Chau Giang fue uno de los integrantes de las legendarias partidas. Y como siempre, su incursión fue exitosa: en la cúspide de las batallas, Giang ganó uno de los pozos más grandes que se reportaron directamente desde Macao por fuente de gran confianza. La cifra final fue $2.6 millones de dólares y, aunque el nombre del rival se mantuvo en el anonimato, suponemos que hasta hoy aún se acuerda de esa mano fatídica.
Con casi sesenta años, Chau Giang sigue vigente en el mundo del poker y tiene toda la intención de mantenerse así hasta el final de sus días. «No me visualizo retirándome del poker», dijo en alguna ocasión, «Lo amo. Si todavía tengo salud cuando tenga 80 años, seguiré jugando poker. No importa si valgo cien millones o estoy en la bancarrota. Seguiré jugando».
Así será.