Inicio > A Fondo Con: David "Devilfish" Ulliott (Parte I)

A los 22 años, David «Devilfish» Ulliott tenía una sola pasión, las apuestas, y una forma de mantenerla, robando cajas fuertes. Ulliott era una figura relativamente reconocida en el bajo mundo de Kingston upon Hull, su ciudad de origen, y fue allí donde aprendió todo lo que sería importante en su vida: desde la apertura de cajas fuertes hasta sobrevivir en peligrosas partidas de poker organizadas en clubes y sitios de muy dudosa reputación.

En una mesa de poker no son pocos los que pretenden ser chicos duros para salirse con la suya. No es el caso de Ulliott, quien es una persona con la que no conviene hacerse enemistades. En una ocasión perdió 5.000 libras esterlinas en una jornada de apuestas pero volvió esa misma noche a robar la caja fuerte del sujeto en cuestión. Recuperó su dinero y de paso se llevó también el resto que había en la caja. Por supuesto, lo perdió todo al día siguiente.

Hasta hace un par de años, Ulliott era el jugador británico con mayores ganancias en torneos en la historia y por ello los medios se referían a él como «El mejor jugador de poker de Inglaterra». Sin embargo, ahora tal honor le corresponde a Sam Trickett pero «Devilfish» sigue ahí, con su cara de malo y una historia de vida que parece sacada de una película de Martin Scorsese.

1. Vencido por un hombre muerto

Ulliott recuerda su infancia en Kingston upon Hull y afirma que fue duro crecer en uno de las ciudades más complicadas de Ingleterra. Su padre era un veterano de la Segunda Guerra Mundial y su madre ama de casa, y con ellos aprendió a jugar poker en la cocina de su casa ubicada en un barrio obrero de la ciudad. Abandonó la escuela a los quince años (mucho más tarde diría que la única maestría que tiene es en la vida) y descubrió su pasión por las apuestas.

David había conseguido un trabajo modesto que le permitía tener ciertos ingresos pero así como llegaba su cheque así se iba, ya fuera apostando en caballos o jugando poker en el único casino de la ciudad, el Fifty-One Club. En el casino jugaba Strip-Deck-Stud con un mazo de 32 cartas y sus resultados no eran nada esperanzadores: perdía casi siempre. En esa época, con poco más de veinte años, conoció a Dave y Fred, a quienes él mismo definiría como «dos villanos muy inteligentes».

Sus mentores tenían una especialidad en el mundo criminal: ladrones de cajas fuertes. Ambos lo aceptaron como su discípulo pero pronto Ulliot se volvió mejor que ellos. «Ropa negra, escalar hasta el techo, era todo un paquete», escribió en alguna ocasión, «Robaba dinero una noche y lo perdía al día siguiente en las apuestas».

No pareciera que Ulliott se arrepienta en absoluto de sus andanzas en el mundo criminal, aunque una vez realizó lo que podría llamarse una apología de su comportamiento. «Crecí en una zona en la que todos parecían tener en marcha algún tipo de situación ilegal», recordó, «Nadie estaba a salvo, ni siquiera los criminales. Conocí a un tipo que una vez estaba conduciendo un camión con objetos robados. Se detuvo en un sitio y cuando volvió, diez minutos después, lo habían desvalijado».

La suerte de Ulliot en el juego cambió cuando descubrió partidas privadas y comenzó a ganar bastante dinero mientras que,  mismo tiempo, tenía sus otros ingresos. Sin embargo, su buena racha terminó cuando Fred delató a sus compañeros y fue enviado a prisión con una sentencia de nueve meses. Ulliot pasó su cumpleaños 21 en una celda y repetiría la experiencia en dos ocasiones más, la última de ellas a los 28 años a causa de una pelea en las afueras de un club nocturno.

Después de su última estadía en prisión, Ulliott conoció a quien sería su segunda esposa, Amanda, y trató de seguir una vida normal. Aunque dejó las actividades ilícitas, continuó con su pasión por las apuestas y el poker, en donde cada vez tenía más éxito. Ulliot participaba en muchas partidas privadas pero pronto se encontró con un problema: estaba ganando demasiado y sus rivales preferían no enfrentarse a él.

Por supuesto, los encargados de los clubes y partidas prefirieron perder a un cliente antes que disolver los encuentros y David fue excluido por lo que tuvo que encontrar otros sitios para seguir jugando. Las nuevas partidas lo llevaron a descubrir diversas modalidades de poker (Omaha con cinco y seis cartas) y lugares cada vez más macabros. «Por aquellos días iba a las mesas con una pistola en el bolsillo y un bate de béisbol en la mano», aseguró.

En una de esas partidas, Ulliott vivió, otra vez, una situación peculiar. El juego era en un club de Manchester y había un jugador de Liverpool que, según recuerda David, no había ganado un pozo en toda la noche. En una mano, ambos se encuentran Heads-Up y Ulliott realizó una gran apuesta en el river. Antes de que su rival pudiera pagar, se llevó las manos al pecho y cayó desplomado al suelo. «Supongo que he ganado la mano», dijo David mientras ponía sus manos en las fichas. En ese momento, el desplomado en cuestión abre los ojos y le dice a su amigo que pague la apuesta.

«Qué suerte la mía, me venció un hombre muerto», dijo Ulliott a un compañero.  «Peor fue lo suyo», le respondieron, «No había ganado una mano en toda la noche y cuando lo logra, se muere».

2. Vegas, baby

David Ulliott continuó frecuentando todos los lugares de apuestas en Londres y los alrededores hasta que, en 1997, después de haber tenido una buena racha de suerte en torneos pequeños, decidió emprender su primer viaje a Las Vegas junto a un amigo, Gary Whitaker. Ulliot llegó con un bankroll de £10.000 y decidió probar suerte en un torneo del Four Queens Casino con un buy-in de $500 dólares.

Las Vegas le sentó bien a Ulliott pues llegó al Heads-Up junto a Men «The Master» Nguyen, una leyenda de Las Vegas en aquel momento. El torneo, por ser de mediana relevancia, tenía lugar para los espectadores y la afición de Nguyen superaba con facilidad al único seguidor de Ulliott, su amigo Whitanker. «¡Vamos, Nguyen!» era el grito que se escuchaba con frecuencia y en un momento Whitanker se animó a gritar «¡Vamos, Devilfish!».

El nickname Devilfish había surgido por primera vez hacía unos meses en un club de Inglaterra. Simplemente, en un momento un jugador miró a David y le dijo: «Pareces un Devilfish». Él no sabía que era exactamente pero después se enteró que se trataba de un pez venenoso muy popular en Japón que, si no se cocina de forma correcta, causa la muerte.

El Heads-Up contra Nguyen terminó con la victoria de Ulliott y el titular del día siguiente fue el inicio de la fama de Ulliot en Las Vegas: Devilfish devora al Maestro.

Cinco meses más tarde Ulliot seguía en Las Vegas pero su fortuna había cambiado. Tras ganar el torneo a Nguyen había perdido mucho dinero y debía bastante a un par de amigos que lo apoyaban en su aventura. Con la WSOP en puerta, decidió recurrir a Bobby Lores, un texano, quien le prestó $2.000 dólares y con ese dinero se registró en el torneo PL Holdem de la WSOP. Ulliot ganó el torneo, $180.000 dólares y su primer y, hasta el momento, único brazalete. David hizo grabar el nick «Devolfish» en el brazalete y, de hecho, convirtió la pulsera en dos anillos que se volvieron su marca personal en los torneos.

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Ulliott pagó sus deudas y se encontró con un renovado bankroll de poco más de $100.000 dólares y rápidamente lo puso a trabajar. Un amigo suyo arregló una partida de Heads-Up PL Omaha con Lyle Berman, considerado uno de los mejores en esa modalidad en Las Vegas, Ulliot puso la totalidad de su bankroll en la mesa y cuando Berman decidió que había tenido suficiente, había ganado $170.000 dólares y tenía ganas de más acción.

Mientras decía qué hacer, llegó a la escena Puggy Pearson, uno de los pilares fundacionales del poker en Las Vegas. Pearson había tenido su época de gloria en la década de los setenta cuando había ganado cuatro brazaletes de la WSOP y recorría el país en una van que tenía escrita la siguiente leyenda: «Jugaré contra cualquier hombre, de cualquier lugar, en cualquier juego que él pueda nombrar y por cualquier cantidad que yo pueda tener».

Ulliot sabía que había encontrado a su rival así que habló con Pearson y le pidió una partida. Puggy lo llevó a conocer la van en donde estaba la frase pero se encontró con una aclaración escrita en una letra mucho más pequeña. Decía: «Siempre y cuando lo quiera».

«Devilfish», dijo Pearson, «No quiero…».

Esta es la primera parte del perfil de David «Devilfish» Ulliott. La segunda y última parte se publicará el lunes 22 de abril.

 

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