Inicio > «Siempre estoy en rojo, lo más importante es no perder el humor»

Por: Haidu Kowski (Revista PokerFace)
Fotos: Carlos Monti

Fue parte de la tapa cero junto a Vero Dabull Flag of Argentina y Nacho Barbero Flag of Argentina y hoy es la tapa 50, de gala, agradeciendo su nueva vida, mucho más reflexivo pero siempre como acérrimo defensor de los juegos de la mente. Tal vez porque en el fondo es aquel niño de cuatro años que jugaba al ajedrez con su papá, quizá por eso el juego guía su existencia. Los demás, los responsables, los mayores, nos atamos a no dejar que el azar sea nuestro guía. Pero si se nos da la posibilidad, apostamos todo por un Leo Fernández vivo. Hay que seguir jugando, hay que seguir divirtiéndose aún en las malas.

–Nombre, edad y profesión
–Leo Fernández, 45 años, gambler.

–¿Qué es lo que más te gusta de apostar?
–Ganar…

–¿Se gana siempre?
–Nadie puede ganar siempre.

–¿Hay diferencia entre apostar y jugar al poker o al backgammon?
–La apuesta es una de las acciones que hay, reisear en una apuesta también, foldear es una apuesta. Es un juego donde el que mejor apuesta, es el que a la larga es el más ganador.

–¿Cómo se aprende a apostar?
–Se trata de realizar la acción que te dé más equidad. La equidad es las chances de ganar, menos las chances de perder. Lo que hay que aprender es a maximizar tus ganancias.

–¿Qué pensás de las apuestas en el deporte?
–Por un lado las apuestas salvaron a muchos deportes de fundirse, hoy los equipos más importantes del mundo tienen sponsors de casas de apuestas y muchas ligas se subvencionan con esto. Por otro lado, en la parte de legislación no hay mucho secreto, ya no se puede ir para atrás. América Latina tiene que copiar los ejemplos
de los países europeos en relación a la legislaciones. En el Reino Unido hace como 100 años que las apuestas están legisladas, lo mismo en Francia, Portugal, la última que se sumó fue España. Pero ellos hicieron un bloque de trabajo un gran estado donde lo que se logró fue que haya muchas más acción entre los países.

–En el deporte la verdad siempre queda del lado del ganador, en las apuestas se juega con el factor de probabilidades, ¿cómo se trabaja esto al momento de apostar?
–Es un juego de opiniones, al fin y la cabo no hay cómo comprobar nunca la verdad, es todo muy subjetivo. Siempre hablando del momento de apostar. Por ejemplo, Argentina pagaba 12 a campeón del Mundial. Habría que jugar cien mundiales con el mismo equipo para comprobar que eso es real. Ahí se puede saber si la cuota se asemeja a la realidad, pero se juega un solo Mundial. Ahí entra a jugar el azar, y eso lo hace más interesante y más entretenido.

–¿Qué es el azar entonces?
–El azar es la variable que nos rige desde que venimos al mundo, es todo el azar. Rige todos los momentos de la vida, y no quiere decir mala o buena suerte, simplemente, azar.

–¿Está asociado el azar a la teoría del caos?
–Siempre va a provocar el caos y siempre va a ser la forma más sencilla de las cosas. Lo bueno es que el azar positivo caiga de nuestro lado. Pero hay que aclarar que el azar es indominable. No podemos hacer nada contra eso.

–Pero como jugador de poker puedes disminuir la influencia del azar en tu juego…
–Lo que hacen los jugadores de poker es que con diferentes tomas de decisiones mantienen sus probabilidades de ganar. Es mejor tener un 60% de probabilidades de ganar que un 57%. Ahora, si juegas mil torneos, el muestreo es más grande. Entonces ahí disminuye al acción del azar, porque el que toma mejores decisiones,
a la larga, hace la diferencia.

Leo Fernández, de gala (Foto: Carlos Monti)

–¿Vives apostando?
–Todo el tiempo… si la chapa del próximo auto es par o impar, me divierte. A veces las apuestas son azarosas, otras veces no.

–¿Cuál es el juego madre?
–El ajedrez y el poker son bastante completos, pero el backgammon tiene todo: estética, azar, estrategia, tiene números, tiene información abierta por los dados, pero también tiene información cerrada por el dado doblador, ahí se asemeja al poker; hay bluff, por lo tanto tiene apuestas, porque el dado es una apuesta, por eso tiene todo. Y es complejo, mucho más de lo que parece. El ajedrez es complejo porque hace faltan muchas horas para aprender a jugar, pero el backgammon es como el poker, se aprende rápido. Pero para poder ser un jugador bueno, se lleva
mucho tiempo.

–¿Cuál fue la mejor apuesta de tu vida?
–Dedicarme a apostar. Pero no por lo que gané o perdí, sino por lo que me divierto. Aunque prefiero ganar sin divertirme, que divertirme y perder. El fin justifica los medios, el fin es ganar.

–¿Estas justificando la trampa?
–Para nada, dentro de las reglas de los juegos uno puede hacer lo que crea necesario para ganar, siempre dentro de las reglas. Yo no puedo hacer que el rey se mueva como la dama ni hacer que un rey le gane a un as.

–¿Cuál fue el camino para llegar a ser gambler?
–El primer camino fue buscar dónde apostar, los lugares físicos, hace veinte años no había computadoras, no se jugaba online, no era como ahora. Si querías un casino, tenías que ir a Mar del Plata. Si querías jugar al poker, había que encontrar una partida y muchas veces ni sabías a dónde te metías. Hoy es mucho más sencillo, antes la habilidad principal era poder jugar, después ganar.

–¿Llegaste a estar muy en rojo?
–Siempre, pero lo más importante es no perder el humor, a mí me funciona eso, no me ves siempre tan contento (risas). Si pierdo el humor, soy propenso a tomar malas decisiones. A otros tal vez les funciona otra cosa, acá no hay una regla, es muy personal.

–¿Te apostaste todo menos a vos mismo?
–En otro momento sí, hoy no, aunque uno siempre sabe que lo más importante es estar vivo, todo lo demás es fluctuante. Porque para apostar a la ruleta rusa hace falta otro loco. Pero por suerte no llegué a eso ni pienso llegar. Al menos por ahora.

–¿Cuándo fue la primera apuesta que hiciste?
–Jugar al ajedrez con mi viejo. Me enseñó a los cuatro. No me dejaba ganar.

–Si te vuelvo a preguntar cómo se aprende a apostar, ¿qué respondes ahora?
–Que hace falta un padre que a los cuatro años no te deje ganar (risas). A los chiquitos a veces los dejas ganar para que no se desanimen. No fue el caso. Son diferentes metodologías. Pero me puse a estudiar con libros y a los siete años no me volvió a ganar nunca. Ahí ya le hacía jugadas donde era aniquilación. Él me enseñó a apostar. Y también digo que en los deportes de la mente, alguien que no estudió no tiene chance de ganar contra alguien que sí lo hizo.

–¿En el poker tampoco?
–El poker no tiene las teorías de apertura, entonces hay más chances de que ocurra. En 2016 el Main Event de la WSOP lo gana Qui Nguyen que no es jugador de poker, no tenía mucha teoría del juego y tampoco un patrón de juego, era más sorpresivo, caótico en su estilo, se regía por el instinto, y con esa mentalidad de gambler terminó persuadiendo a los rivales y ganó de punta a punta.

–¿En qué sentís que evolucionó el poker en estas 50 ediciones?
–Los mejores mil jugadores de antes con los de ahora no pueden competir, pero los mejores veinte con los mejores de ahora, menos. Y si digo cinco tampoco. Avanzó mucho la teoría del poker, hay una diferencia abismal, en todos los sentidos. El juego se estudió más que nunca. Y antes de cada tres movimientos dos eran malos y uno era bueno. Había muchos errores, no se bluffeaba tanto, no se floteaba, ahora sí y después en el river, vemos. El juego es mucho más dinámico, se abre más por lo que el rango es amplio, esto deriva a que se flotee mucho más desde el botón y se
defienda con más desde la ciega. Por lo tanto se juegan muchas más manos. Si una computadora analizara las manos de un jugador de hace diez años, estoy seguro de que el 80% era error, hoy es a la inversa. Desde el boom en 2003 hasta 2010 creció muchísimo, desde 2010 hasta ahora creció más aún, pero de acá en adelante el juego se va a estancar, creo, porque estamos cada vez más cerca del final del juego. Eso no quiere decir que deje de ser interesante, estamos hablando de la elite.

–¿A quién te gustaría tener de coach?
–A Phil Ivey. Toda la vida, uno de los pocos que se mantuvo y mejoró siempre. También me hubiese gustado conocer a Stu Ungar, fue el mejor de todos, era brillante, un adelantado a la época.

–¿Extrañas el LAPT?
–Sí, creo que fue el tour más divertido de todos…

–¿Cómo sigue el poker en vivo de acá en adelante?
–Me parece que con el lanzamiento del PokerStars Players Championship que se va a jugar en Bahamas va a cambiar el mapa, va a ser un torneo tremendo. US$30.000 de inscripción con un montón de maneras de clasificar online, con 300 asientos garantizados. Va a ser un antes y un después. Creo que va a ser el mejor evento que se hizo de todos los tiempos. Vas a jugar otro evento y puedes llegar a ser sorteado y te dan una entrada, es un montón de dinero que se está destinando a que el torneo no falle. El poker necesita esa inyección de dinero. No me lo pienso perder, es el torneo que me gustaría ganar.

–¿Cómo te gustaría que sigan las apuestas?
–Que no haya nunca un «no va más». Y que los amigos sigan ahí, porque como dije antes, siempre hacen falta dos para que haya una apuesta.

Entrevista publicada en la edición 50° de la revista PokerFace.

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