Inicio > Bogotá: asaltaron un torneo y se llevaron el pozo millonario

La tercera y última sesión de juego de la fase de clasificación de un torneo de 20 millones de pesos garantizados (unos 7.000 dólares), que se disputó en el club Ludika, en la localidad de Teusaquillo, centro de Bogotá Flag of Colombia, entre la noche del miércoles y la madrugada de este jueves, se vio abruptamente interrumpida cuando tres asaltantes irrumpieron en las instalaciones, intimidando a los presentes con armas de fuego, para llevarse alrededor de 11 millones de pesos (cerca de 3.700 dólares) que se sumarían al pozo de premios del evento.

Los criminales no se conformaron con vaciar las arcas del recaudo del certamen, convocado por el reconocido jugador profesional Felipe Espitia Flag of Colombia, sino que también se tomaron tiempo para despojar de su dinero y otras pertenencias, como teléfonos móviles, a algunos de los asistentes, tal como lo registró la cadena de noticias Caracol, en nota emitida en la edición central de su informativo.

La versión divulgada por dicho medio fue ampliada por Espitia en diálogo exclusivo con nuestra redacción. El grinder y organizador del certamen, contó con detalle lo sucedido: «En el momento del robo, teníamos lleno total en la sala. Estábamos finalizando el cuarto nivel de juego de la sesión, que era el penúltimo de registro. Cuando aconteció el asalto, yo estaba relevando un dealear que no había descansado desde que abrimos mesas. Yo estaba en la mesa 1, justo al lado de la oficina, con una mirada horizontal a la puerta. Todo transcurría normalmente, cuando vi, de un momento a otro, que alguien estaba interpelando en la puerta a Carlos Gutiérrez Flag of Colombia, dueño de Ludika. Inicialmente pensé que se trataba de alguien de la Policía, pero luego noté que el tipo vestía de civil y que realmente tenía un comportamiento muy ‘visajoso’ (sospechoso). Me quedé mirando de frente lo que ocurría y paré de dar cartas. El sujeto empezó a amenazar a Carlos, le ordenó que se quedara quieto y le apuntó con un revólver. Ahí me di cuenta de que, obviamente, se trataba de un robo.
Luego de encañonar a Carlos, el tipo ingresó por completo a la sala y le exigió que le entregara el dinero del torneo. Mientras éste continuaba con su presión sobre Carlos, sus dos acompañantes, también armados, se encargaron de controlar a los que estábamos presentes. Carlos sacó el efectivo que tenía en el bolsillo, pero el hombre del revólver sabía a lo que venía y era obvio que tenía información previa del torneo, porque de inmediato reiteró su exigencia y le dijo a Carlos que le entregara ‘la plata del premio’.
Las amenazas continuaron y el que podría considerarse el líder del grupo de delincuentes obligó a Carlos a entrar a la oficina. En esos casos, la integridad vale más que cualquier cosa, así que Carlos fue hasta la oficina y les entregó el dinero que había. Abrió los cajones, le dio al asaltante lo que encontró ahí y éste le exigió más; pero Carlos le aclaró que eso era todo lo que teníamos, porque lo recaudado en los días anteriores ya había sido consignado en una cuenta bancaria. Finalmente el sujeto tomó ese dinero y golpeó a Carlos en la cabeza, con la cacha del revólver.
Mientras esto ocurría, los otros dos recorrieron la zona de fumadores y las mesas que estaban más cercanas a la entrada de la sala y le quitaron el dinero que pudieron a algunos de los presentes, además de tomar pertenencias personales, como los celulares que encontraron sobre las mesas. Creo que a ninguno de los perjudicados le llegaron a quitar más de $100.000 en efectivo.
El que entró en la oficina con Carlos, salió de allí intimidando a todos los presentes, diciéndoles que se quedaran quietos, que ‘el problema no era con ellos’ y que si se movían ‘les pegaba un pepazo’. Nadie intentó hacer nada más y eso evitó que hubiera consecuencias más graves que las materiales, creo.
Los asaltantes salieron y yo le pregunté a todos si estaban bien. Por fortuna, más allá del shock emocional y de las pérdidas materiales que ya todos conocen, no tuvimos nada más que lamentar. Paramos el torneo por un lapso de unos 15 minutos, mientras pensábamos con Carlos cuál era la mejor decisión para tomar. Decidimos continuar con el evento, puesto que ya habían pasado dos días de clasificación y ya teníamos 21 jugadores que habían avanzado al Día Final. Se habían registrado ya unas 70 entradas, quizá un poco más, por lo que decidimos que había que continuar con el torneo.
Lo único que se alteró ese día en la programación inicial de la competencia, fue que se pidió ampliar la posibilidad de registro hasta el nivel 7, algo que en principio estaba estipulado solo hasta el quinto nivel. Los jugadores fueron muy comprensivos y accedieron a que se ampliara ese plazo, lo cual tampoco supuso un cambio muy grande en la estructura del torneo, ya que hasta ese séptimo nivel de juego, los inscritos todavía podían realizar reingresos. Esta medida se tomó buscando que unas 25 personas que estaban en lista de espera para tomar asiento en el torneo no se quedaran al margen de participar, en la medida de lo posible. Unos 10 de ellos alcanzaron a integrarse al field del evento», cerró su relato Felipe.

Felipe Espitia, organizador del certamen

Ante lo sucedido, Espitia asumió su responsabilidad frente al hecho, tras reconocer que fue una omisión de parte de la organización no tomar medidas preventivas en materia de seguridad para la realización de este evento: «Quiero pedirle una disculpa a los que estuvieron presentes en Ludika esa noche, tanto a los que jugaron el torneo como a quienes no participaron activamente de él, y, en general, a toda la comunidad del poker de Bogotá y Colombia. Creo que por falta de experiencia y, tal vez por exceso de confianza, al no tener conocimiento de antecedentes de este tipo de situaciones en otros torneos efectuados en la ciudad o el país, no tomamos medidas preventivas en materia de seguridad. De cualquier manera, en todos los eventos que he participado, con excepción de los que han sido organizados por casinos, nunca vi que se tomaran medidas como la contratación de personal de seguridad privada o algo semejante.
Inconscientemente nos confiamos, al pensar que esto no sería necesario, en vista de que, gracias a Dios, nunca antes se presentaron situaciones como la que tuvimos que afrontar en este caso. Me confié y tal vez fui muy inocente, pero admito mi responsabilidad frente a lo sucedido y considero que hicimos lo que se debía para cubrir el dinero que habían puesto los jugadores en nuestras manos.
Tal como nos sucedió a mí y a todos los que estábamos al frente de este torneo, un hecho semejante pudo ocurrirle a cualquier otro organizador. Fue muy triste lo sucedido, pero creo que será una lección muy importante para todos los que estamos en este medio, para que aprendamos a organizarnos mejor y tomemos las medidas pertinentes en cuanto a seguridad para futuros eventos, con la posibilidad de brindarnos apoyo entre todos en ese sentido.
Espero que me disculpen por esa omisión, que asumo como un error, pero frente a la cual reitero que no se obró de mala fe ni pensando en algo tan absurdo como atentar contra la seguridad o integridad de los jugadores y del personal del torneo. Fue un exceso de confianza en el que tal vez olvidamos que nos correspondió vivir en una ciudad como Bogotá y un país como Colombia, en el que estas situaciones pueden presentarse en cualquier momento, como tristemente nos tocó comprobarlo», reflexionó Felipe tras tomarse unos días para pasar el sabor amargo que le dejó el acontecimiento.

A pesar de tan lamentable incidente, Espitia se hizo cargo por completo del recaudo que generó el torneo, al cumplir con la entrega de la bolsa de premios que correspondía a esta competencia, que tuvo un costo de registro de $250.000 (cerca de 85 dólares) y en la cual se hicieron presentes importantes jugadores de la élite de esta disciplina mental, con una masiva concurrencia, al punto de que en la sesión en la que se registró este ilícito, unos 80 jugadores estaban activos en las mesas del torneo.

Al respecto, Felipe anotó: «Aprovecho este espacio en CodigoPoker para agradecer el apoyo que recibimos, tanto en el momento de lo sucedido, como en reacciones posteriores en las redes sociales. La mayoría de las personas tuvieron expresiones solidarias y nos dieron buenas ideas para tratar de enmendar de alguna manera lo sucedido. Muchos propusieron que abriéramos un cuarto día de clasificación. Otros sugirieron que aumentáramos un poco el porcentaje del rake. Lo importante fue que recibimos un notorio respaldo, mucha solidaridad de las personas, tanto de quienes participaron en el evento, como de otros tantos que no asistieron. Decidimos no cambiar la estructura para respetar lo que habíamos establecido previamente, porque ya habíamos asumido un compromiso con los participantes al anunciar una programación y unas reglas de juego del torneo, que no nos pareció ético modificar. Tampoco ampliamos el rake y entregamos la totalidad de premios que correspondía al recaudo que tuvo el evento: $36.120.000″, detalló el organizador.

A pesar del asalto, el torneo tuvo un desarrollo normal en lo deportivo

El evento se cerró en la madrugada del viernes, cuando se definió el campeón entre los clasificados al Día Final, luego de las tres sesiones preliminares, adelantadas a lo largo de la semana. Los pagos principales del certamen se conciliaron con un acuerdo al que se llegó cuando se jugaba el 4-handed.

Además de esas reacciones favorables en las redes sociales a las que aludió Espitia, también se registraron publicaciones y comentarios en los que se cuestionó a la organización del torneo por no preveer que un hecho así pudiera ocurrir y a algunos hasta les alcanzó la creatividad para intentar algo de humor negro, lo cual no tardó en generar cierta polémica entre los practicantes de esta disciplina mental.

Lo cierto es que esta dolorosa pérdida pone en entredicho las condiciones de seguridad con las que se cuenta en este tipo de locales para la realización de eventos que, por naturaleza, atraen a los llamados «amigos de lo ajeno» y pueden derivar, por lógicas consecuencias, en riesgos para la integridad de quienes participan en ellos. En ese contexto, Felipe concluyó: «Esta situación me obliga también a hacer un alto para ver lo triste que se torna el ambiente del poker en Colombia, en el que son muchas personas las que están ayudando; pero también hay múltiples factores como los obstáculos legales que afronta esta disciplina mental para su desarrollo, la falta de apoyo entre los mismos jugadores y organizadores de eventos, la inseguridad y las faltas contra el juego limpio que se han visto; que vienen en detrimento de la práctica del poker en vivo.
Eso se suma a las dificultades que se han tenido para el juego online desde hace unos meses, con la salida de empresas internacionales como PokerStars y 888poker del mercado colombiano o, en el caso de otros operadores, algunas denuncias sobre faltas al juego limpio en varias plataformas (collusion), retrasos en los pagos de premios y otras tantas situaciones que enturbian la posibilidad de que el poker crezca sanamente en Colombia«, expresó el entrevistado al momento de cerrar la conversación.

 

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