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LLega la Winter Online Super Series con US$20 millones a ACR Poker
Desde etse domingo hasta el 25 de noviembre la WOSS se apodera de las mesas de ACR Poker.
La escritora, psicóloga y jugadora Maria Konnikova confesó recientemente que el uso de auriculares fue una herramienta clave para lidiar con el sexismo en las mesas y ayudarla a convertirse en una profesional del poker.
La autora de The Biggest Bluff, al igual que otros muchos jugadores, encontró en el uso de estos aparatos una manera de aislarse del ruido excesivo que puede existir durante un torneo de poker en vivo, además de poder «ignorar a jugadores varones y sus tonterías sexistas» mientras fomentaba la concentración en el juego y las decisiones que tenía que tomar.
En su más reciente libro confesó que encontró una forma simple y sutil de no hacer caso a ciertos comentarios que a su vez podrían derivar en una reacción o algún tilt que la perjudicara en las mesas.
«Ahora tengo una forma socialmente aceptable de aislarme selectivamente de las conversaciones. Usando los auriculares todavía puedo escuchar todo en la mesa, por lo que no me pierdo información importante, pero ya no tengo que reconocer haberla escuchado»
También argumentó que en la gran mayoría de las ocasiones no estaba reproduciendo música. Dice que determinada canción o artista podría infundir en el estado de ánimo y eso no era lo que buscaba aunque cuando la jornada se extendía y llegaba la noche después de varias horas de juego podría colocar algo de su playlist pues «estaba cansada y necesitaba una banda sonora para despertarme».
Tal vez el uso de sus Bose con cancelación de ruido, que escribió haber comprado poco antes de embarcarse en la aventura del poker, le sirvieron para convertirse en la campeona del PokerStars Pacific Caribbean Adventure 2018 con un premio de US$84.600.
El uso de auriculares sin reproducir música también es una práctica habitual entre varios jugadores, que al final consideran al poker como un empleo. Sería interesante observar si en otros puestos de trabajos en una oficina convencional, también se utiliza este método sin música para evadir a los compañeros molestos.