El poker es un deporte. Y no lo decimos (solamente) nosotros. Lo dice la ley y las entidades más importantes del mundo, que así lo han avalado a lo largo de los años, sobre todo durante la última década, la Era Dorada de esta disciplina. Sin embargo, y pese a contar con los documentos que así lo certifican, en nuestra región aún falta mucho camino por recorrer.
La reciente suspensión del MSOP Riviera Maya, la que iba a ser la primera fecha de la historia de la Mexican Series of Poker, resultó un nuevo golpe con un claro objetivo: lastimar la reputación que el poker ha sabido construir en lo que va del siglo XXI, derribando prejuicios centenarios y posicionándolo como lo que es, un deporte mental.
En México propiamente dicho, de acuerdo a la Ley General de Cultura Física y Deporte, le corresponde a la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) hacer el registro de las Asociaciones Deportivas Nacionales (federaciones deportivas), previo al cumplimiento de los requisitos y procedimientos establecidos en dicho mandato legal. Eso con el poker ya ocurrió: fue en junio del año pasado cuando se le otorgó a la Asociación Deportiva Nacional de Poker (ADN) el Registro Único del Deporte (RUD). Todos los documentos fueron revelados en exclusiva por CodigoPoker en esta nota.
¿Por qué no se puede jugar al poker libremente?
Simple: porque en México dos instituciones del mismo gobierno federal conviven con criterios diferentes: por un lado la Conade lo reconoce como deporte mental y por el otro, Gobernación aún lo considera como un juego de azar y por eso prohíbe jugarlo fuera de los casinos, según los márgenes de una ley que data de 1947.
Aunque para llegar a eso el camino fue largo. Uno de los pasos fundamentales en el trayecto se consiguió en febrero del 2017, cuando la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos -dependiente de la Secretaría de Educación- realizó realiza un estudio con rigor metodológico denominado «Fundamentación que avala la importancia del poker para ser considerado un deporte mental», en el que concluyó que son muchas las consideraciones por las que se lo puede definir como tal.
Este paper se sumó a los criterios especializados a nivel internacional que ya reconocían la práctica del poker como un deporte mental. Hace pocos años, de hecho, el mismísimo Comité Olímpico Internacinal (COI) designó al jugador brasileño André Akkari para que portara la antorcha en la previa de los JJ.OO. de Río 2016. Porque el COI, pese a que no lo incorporó como deporte olímpico (soñar no cuesta nada), siempre ha apoyado a todos los deportes mentales.
Tal es así que en octubre del año pasado, también la Asociación Mundial de Federaciones Deportivas Internacionales le dio el carácter de observador a la Federación Mundial de Poker, ya ha suscrito el Código de la AMA (Agencia Mundial Antidopaje), que es el organismo creado por iniciativa del COI que se encarga de promover, coordinar y monitorear la lucha contra el dopaje en el deporte.
Sin embargo El comienzo del todo, posiblemente, haya sido ese día de abril del 2010 en el que José Damiani, presidente de la IMSA (Asociación Internacional de Deportes Mentales, por sus siglas en ingles), anunció la incorporación de la Federación Internacional de Poker (IFP). Por eso, técnicamente, desde esa fecha el poker quedó igualado con las federaciones internacionales de ajedrez, bridge, damas y Go en el marco de los deportes mentales.
Después de todo este camino recorrido, ¿qué más hay que hacer? Llegó el momento de cambiar la historia. Y para eso, se necesita la unión de todos. Es ahora.