Por José Litvak

Extracto de uno de los próximos libros de la Colección PensarPoker Avanzados, que se titulará “Valor, tipo, y rango de manos”.

Imaginemos una mesa de 10 jugadores: un tight agresivo hace una subida, otro 3betea y nosotros pagamos. El raiser original foldea y terminamos mano a mano preflop con el reraiser.

Si bien puede estar bluffeando (lo cual, por las acciones previas, parece poco probable), es ilógico suponer que puede tener cualquier mano (una de las 1326 combinaciones posibles). Por lo tanto, sostener una decisión táctica sobre esa conjetura sería inconsistente. Poca duda puede haber respecto a que el rango de manos con el que hizo el 3bet es más limitado que el del universo completo.

Si esto fuera así, las equities son diferentes (¡muy diferentes!), y la posibilidad de estimarlas mejor depende de la lectura que se haga del juego.  Las manos con las que competiremos estarán dentro de rangos disímiles, y eso depende de distintos factores: el estilo de juego del rival, el tamaño de su stack, el del nuestro, la posición, la etapa del torneo, su estado emocional y, probablemente, hasta de su “necesidad de levantarse de la mesa para ir al baño”.

Ante un maníaco extremo, por ejemplo, podríamos suponer que sus acciones tienen poca relación con el valor de las cartas y, por ende, las tablas estándar podrían reflejar un índice “cercano” a esa realidad. Por el contrario, ante una roca, que 3betería sólo con EVs mayores al 80%, la equity surgirá de comparar la potencia de nuestra mano contra la de ese limitadísimo rango. En este supuesto, las chances de éxito preflop serían cercanas a la inversa de las que muestran las tablas.

Veámoslo en números: Por ejemplo, si llevamos A K, los “índices oficiales” expuestos muestran una equity +67. Sin embargo, si nos enfrentáramos con un nit, que entra normalmente con  10 10 o mayor y A K, sería negativa y eso no está en ninguna tabla.

Así de fuerte es la influencia de nuestra lectura del juego rival y de la amplitud del rango que se enfrente. Pero a no desesperar, como dijo Murphy, todo siempre puede ser peor.

En efecto, el análisis es más complejo aún, porque, en la práctica, no hay tantos jugadores tan extremos y predecibles. Por ende, para estimar mejor las chances, es crucial la lectura de lo que induce al oponente a hacer determinadas jugadas. La potencia de éxito preflop de una mano varía en función de la que posee el rival, y esa mano no es cualquiera, sino la que lo motivó a entrar o no en juego, a apostar o a aceptar una raise. En consecuencia, la equity verdadera no es la genérica que muestran aquellas tablas, sino una más específica.

El poker es un juego en el que las matemáticas son gravitantes, pero muchos otros factores condicionan las decisiones. Y todo debe ponderarse para tomar las más apropiadas.

Si los datos o los supuestos sobre los que se efectúa cualquier cálculo son erróneos, los resultados serán exactos pero incorrectos. Esto nos permite afirmar que aferrarse a pronósticos equivocados es más nocivo aún que no conocerlos.