La respuesta de Nacho Barbero tras ser echado de ACR Poker
El Pro argentino publicó un texto por el cual reacciona ante la polémica que causó su salida de la sala que representaba desde el 2023.
Ganar no es solo llegar primero. Es sostenerse. Es evolucionar. Es jugar con cabeza, incluso cuando el tablero no está a favor. La “mentalidad ganadora” se suele confundir con la obsesión por los resultados, pero en realidad tiene más que ver con la forma de pensar, decidir y actuar frente a los desafíos.
No nace sola: se entrena. Y, como en el poker, el verdadero juego no se juega solo en las cartas que te tocan, sino en cómo las jugás. En Codigo+ te contamos qué necesitás para ser un ganador. No en el poker, en la vida.
James Clear lo plantea en Hábitos atómicos: no se trata de motivación, se trata de sistemas. Los ganadores no improvisan. Diseñan su día, su espacio, su forma de aprender y trabajar como si ya fueran profesionales, incluso antes de serlo.
No alcanza con consumir información. Anotar lo aprendido, escribir ideas o repasar errores es lo que transforma el conocimiento en aprendizaje real. Julia Cameron, en El camino del artista, lo llama “purgar la mente para dejar que entre lo nuevo”.
Leer no es un lujo: es una herramienta de transformación. Carol Dweck, en Mindset, diferencia entre una mentalidad fija y una de crecimiento. Los ganadores creen que pueden mejorar. Y buscan activamente cómo hacerlo.
The Inner Game of Tennis, de Timothy Gallwey, propone que la excelencia aparece cuando la mente deja de interrumpir al cuerpo. La visualización del camino (más que de la meta) ayuda a enfocar sin ansiedad.
“Si alguien lo logró, hay un camino para llegar”, dice Tony Robbins. Estudiar casos, leer biografías, mirar cómo piensan los referentes: no para replicar, sino para inspirarse en su disciplina, sus hábitos, sus decisiones.
Rendir no es estar ocupado. Alex Pang, en Descansa, demuestra que los grandes talentos saben detenerse a tiempo. El descanso es un entrenamiento invisible, pero poderoso.
“Lo que no se mide no se puede mejorar”, decía Peter Drucker. Llevar registro (aunque sea simple) permite salir del piloto automático. No se trata de obsesión, sino de conciencia.
En Dar y recibir, Adam Grant muestra cómo las relaciones basadas en generosidad e intercambio potencian el crecimiento. Rodearse de gente que empuja, enseña y acompaña es clave.
La mejora no es casual. En So Good They Can’t Ignore You, Cal Newport habla del valor de la práctica deliberada y la profundidad. Elegir buenos mentores, cursos, espacios de aprendizaje es parte del juego.
Angela Duckworth, en Grit, define la verdadera mentalidad ganadora como una combinación de pasión y perseverancia. No se trata de ganar hoy, sino de seguir mejorando mañana.
El poker profesional no es un juego de azar. Es un juego de decisiones bajo incertidumbre, de gestión emocional y de estrategia a largo plazo. Por eso, muchos de sus principios se trasladan a otras áreas con facilidad.
Libros como The Mental Game of Poker (Jared Tendler) o Peak Poker Performance (Patricia Cardner) profundizan en cómo se trabaja el tilt, la ansiedad, el foco y la motivación. Thinking in Bets, de Annie Duke, exjugadora profesional, lleva esta lógica al mundo de las empresas: decidir bien no significa ganar siempre, sino tomar buenas decisiones con la información que hay.
Y eso, en la vida también aplica.
Tener mentalidad ganadora no es una cuestión de ego, ni de resultados rápidos. Es sostener una forma de estar en el juego (el que sea) con intención, constancia y cabeza fría. Dejá de procrastinar y empezá a entrenar a tu cerebro para avanzar al siguiente nivel.