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El evento torneo Ladies del Wynn Summer Classic en Las Vegas vivió una curiosidad y generó un intenso debate en la comunidad pokeril. Este encuentro exclusivo para ellas con una entrada de US$600, celebrado esta semana, contó con 209 participantes. Y cuando sólo quedaban 15 jugadoras, se llegó a un acuerdo por ICM que le otorgó a Lisa Childers , quien tenía el mayor stack en ese momento, el trofeo y el premio mayor de US$9.868. deal
La controversia estalló tras una publicación de Lindsey Kludt en la plataforma X (Twitter), donde compartió una foto de las 15 jugadoras involucradas en el acuerdo. Este tipo de arreglos no son raros en los torneos, pero la cantidad de participantes en este trato ha suscitado tanto críticas como defensas.
«Los acuerdos son buenos en un heads-up, pero ¿entre 15 personas? Ni de broma, ¿para qué siquiera jugar el torneo?», comentó un usuario, reflejando la opinión de aquellos que creen que un acuerdo de este tamaño va en contra de la naturaleza competitiva del poker. Otro usuario fue más allá y sugirió que «los acuerdos deberían ser prohibidos».
Sin embargo, muchos en la comunidad entienden y defienden las razones detrás de estos acuerdos. Lilith Inanna escribió: «Estas mujeres claramente se estaban divirtiendo y probablemente celebraron juntas después. ¡Bien por ellas! No todo el mundo juega sólo por el lucro. La diversión y la amistad también son razones legítimas».
El grinder Gene Engle , un defensor del acuerdo, enumeró varios motivos que pueden llevar a los jugadores a cerrar un trato:
Engle también mencionó una razón en contra de dividir el premio: «Eres muy bueno».
Un punto de debate interesante es si la opinión externa debería influir en la decisión de las jugadoras. Si las 15 participantes estuvieron de acuerdo con los términos del acuerdo, ¿por qué debería importar lo que piensen aquellos que ni siquiera estaban en el torneo?
En definitiva, este acuerdo en el Wynn Summer Classic ha vuelto a poner en el centro de atención la cuestión de los tratos en el poker, subrayando las diferentes perspectivas sobre lo que constituye la verdadera esencia del juego. Mientras algunos defienden la pureza de la competencia, otros valoran la camaradería y la satisfacción compartida que estos acuerdos pueden traer.