Veinte años, dos juicios, poker y dos series pasaron y todavía el asesinato de María Marta García Belsunce de Carrascosa, cometido el 27 de octubre de 2002 en su casa del barrio cerrado Carmel, ubicado en Pilar, Buenos Aires , no se resolvió. Desde el 13 de julio, un tercer juicio se está realizando para tratar de llegar a la verdad y que los restos de la socióloga descansen, por fin, en paz.
La rareza del caso es que inicialmente se creyó que la muerte había sido causada por un accidente doméstico, un golpe en el cráneo producto de una caída en la bañera e impacto contra un grifo. Sin embargo, un mes y medio más tarde y por insistencia de uno de los hijos de la mujer, una autopsia descubrió que García Belsunce había sido asesinada de seis disparos en la cabeza.
Entre las líneas de investigación estuvieron un posible robo fallido, un posible vínculo con el Cártel de Juárez y una posible pelea con su esposo Carlos Carrascosa, el primer acusado y hasta encarcelado, pero luego de 14 años, absuelto. Hoy, se acusa a un vecino del country, Nicolás Pachelo, y dos vigiladores, Norberto Glennon y José Ortiz.
Aparecen las cartas
Un testigo que en su adolescencia formó parte de un grupo de amigos que integraba Pachelo, nuevo acusado de ser el asesino de María Marta, recordó partidas de truco y poker a las que también se sumaba el ahora legislador porteño Roberto García Moritán, el esposo de la modelo y conductora Carolina Pampita Ardohain.
“Jugábamos al truco y poker”, sostuvo el testigo Ignacio Giménez Zapiola ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 4 San Isidro. Dijo que las partidas se realizaban cuando él tenía entre 16 y 19 años; ahora tiene 44. El juez Federico Ecke le preguntó si las partidas se jugaban por dinero. Giménez Zapiola respondió: “Sí, por plata. Pero la excusa era juntarse y jugar”. Pachelo, en una época, era un habitual de las mesas del circuito.
Carlos Carrascosa y María Marta García Belsunce.
Giménez Zapiola es el apellido que utilizó Pachelo para ingresar en modo bluuf al Tortugas Country Club el Jueves Santo de 2018. Ese día, cuatro casas del tradicional club de campo de Pilar fueron robadas. Desde abril de ese año, Pachelo continúa en prisión preventiva por esos delitos.
Giménez Zapiola contó que cuando Pachelo se mudó del country Carmel al departamento de Retiro donde vivía su madre, le compró un teléfono inalámbrico, un amplificador y una consola de juegos. Poco después se enteró de que lo que le había comprado a Pachelo había sido robado de la casa de su primo segundo, Nicanor Cetrá.
La novedad reciente de este juicio es la confesión de Pachelo, no respecto del asesinato, sino que fue autor de dos robos que se le imputan, cometidos el 29 de marzo de 2018 en el mencionado country Tortuguitas, de donde también se lo acusa de otros tres hechos delictivos similares, dos de ellos hurtos que ya prescribieron.
Fuente: La Nación