El 19 de febrero de 2012, Hipólito Ríos, jardinero, terminó su trabajo y alrededor de las 23 fue al centro de Resistencia con su esposa a jugar al casino luego de una jornada agotadora, especialmente porque en el Chaco, provincia del norte argentino, en esa época las temperaturas suelen superar los 30 grados. Entonces, ir a pasar un rato a un ambiente climatizado para relajarse con los slots, suele ser una muy buena opción.

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La excusa era ir a jugar unos pesitos a los tragamonedas que se suelen encontrar en el Casino Gala, perteneciente al Hotel Amerian, una coqueta esquina que, de noche, llama mucho la atención por su fachada iluminada. Qué decir cuando uno traspone la entrada… es el paraíso en una noche de torrido verano.

Ríos y su mujer se ubicaron en uno de los slots a la entrada del establecimiento y comenzaron a apostar, con la sorpresa de que en un momento el aparato cobró más vida de lo que suelen aparentar con luces y sonidos fuera de lo habitual. Según le informaba el tragamonedas, en el que estaba jugando a una especie de poker, había ganado 72.351.805 créditos…

Hipólito Ríos.

Según lo que se puede observar en el slot, cada peso apostado equivalía a 20 créditos, o sea que el monto total había sido de 3.617.590 pesos. Teniendo en cuenta que el dólar en esa época estaba pisando los 4 pesos, se puede calcular que el premio equivalía a un millón de dólares aproximadamente.

Naturalmente, si extrapoláramos la situación a nuestra época, existirían videos, fotos, testimonios y hasta se hubiera transmitido en vivo quizá. Sin embargo, hace diez, si bien existían los celulares, su uso se reducía a llamadas por teléfono y no tanto como cámaras. Pese a la escasez de tecnología, la esposa de Ríos le sacó una foto a la pantalla y hasta contrataron a una persona para turnarse con ellos e hiciera «guardia» al lado de la máquina, por si acaso el casino intentara alguna maniobra para no pagarle.

Dicho y hecho, el local se negó a abonar la cifra argumentando que se había tratado de un «error informático» en el aparato, ya que éste otorgaba un premio máximo de 50.000 pesos y no la exorbitante suma con que los ojos de Ríos se habían encandilado.

Slots: así terminó el caso

Ante la negativo del casino, Ríos recurrió a un abogado, quien presentó una demanda, con lo cual se abrió un engorroso y largo camino judicial. El casino propuso un acuerdo bajo un pacto de confidencialidad, el que fue rechazado por el demandante. Al cabo, hubo fallos de primera y segunda instancia que favorecieron a Ríos, y hasta del Superior Tribunal de Justicia, tras el cual, y luego de diez años, Ríos logró obtener su plata.

Ríos ya cobró parte del dinero que le correspondía. “Puedo decir que el casino salió ganando. Pagó mucho menos de lo que le hubiese costado en su momento”, dijo su abogado, Eduardo Pablo Gleizes, quien aclaró que la cifra exacta no la dan a conocer por razones de seguridad.

“Estoy arreglando mi casa. Ya compré el hierro, las chapa, el cemento y la arena. También un inodoro porque el que tenemos ya está un poquito viejo. Un poco de plata la puse en el banco para que me de intereses. Con eso nos alcanza”, contó el jardinero, al que la justicia, aunque lenta, le llegó. Apuesten que sí.

Slots del casino Gala.

Fuente: Diario Clarín