Vamos a contarles una historia. La historia de algo que jamás sucedió. No porque no se pudo concretar, si no porque a Doyle Brunson lo traicionaron sus instintos. Sus instintos que le dicen que, cuando hay un pinchón hay que desplumarlo. Esta es la historia de como Brunson jamás conoció a Bill Gates , el hombre más rico del mundo – al menos en ese entonces.

La cosa es que Gates se encontraba jugando en el Bellagio. US$500/US$1.000 o más alto, se preguntarán. Nada de eso, el inventor de Windows estaba en la mesa más pequeña del poker room. Entonces divisó que Doyle, una de las leyendas del juego, estaba en Bobby’s Room y le pidió a uno de los jefes de piso que le llevara su copia de «Super System», considerada la biblia del poker.

El jefe regresó con el libro, pero sin la firma. «Dice el Sr. Brunson que con gusto le firmará el libro si juega con él y el resto de la pandilla», habrán sido sus palabras.

Muy rápido, Doyle quiso cambiar una firma por un par de cientos de miles de dólares. Pero se olvidó que, como bien ejemplificaron Los Simpsons, Gates no se hizo rico firmando cheques.

Bill rechazó la oferta y se quedó sin su firma, jugando small stakes.

¡Ya tendrás otra oportunidad, Doyle!