Inicio > El stack y el compromiso imprevisto

Por: José Litvak Flag of Argentina

Este es el escenario típico al que se alude habitualmente en la “jerga” y en la literatura del juego. Como lo anticipamos en algún artículo anterior, publicado en pensarpoker.com y relacionado con el compromiso con el pozo y la salud de nuestro stack y el de nuestros oponentes, este estado perverso  sobreviene cuando las apuestas realizadas inadvertidamente en las primeras etapas fueron tan importantes con relación al valor en juego o al de nuestro stack, que incitan en las siguientes calles a pagar cifras inconvenientes para llegar a un desastroso showdown. En estas situaciones, hay poco margen de maniobra, aunque siempre quedan posibilidades de decidir de manera diferente.

En nuestra experiencia, sólo los buenos escapan al impulso irreflexivo de seguir pagando, y esta es una de las mayores virtudes de un gran jugador.

Para graficar a quienes muestran esta disposición, habitualmente se dice que “tienen capacidad de foldeo”. En contraposición, quienes no la demuestran o poseen, se dice que, “no tienen capacidad de foldeo” o directamente que “no tienen fold”.

La misma motivación nociva de jugar con EV- puede darse en un torneo, cuando abandonar las fichas invertidas en un pozo podría dejarnos con un stack muy short y con mínimas chances de seguir siendo competitivos. Pero, como mientras hay vida hay esperanza, no parece sensato “revolear” una competencia motivados por no querer llegar a un debilitamiento extremo. En más de una ocasión, hemos visto ganar a quienes quedaron con chances casi nulas y, en infinidad de ellas, por el contrario, a muchos que “regalan” las últimas fichas impulsados por la desazón.

Ahora bien, ¿cuándo estamos committed? Para responder esta pregunta, primero debemos dilucidar otra cuestión, es así que nos preguntamos:

El parámetro del compromiso ¿es objetivo o es subjetivo?

Lo que nos interrogamos, es si cada jugador y/o circunstancia tiene su propio punto de no retorno, o si, por el contrario, hay un número, un porcentaje o algún guarismo (o incluso un algoritmo) que lo determine genéricamente. En nuestra opinión, la pauta de compromiso no es única ni constante, es individual. Cada competidor tiene sus propias exigencias, sus motivaciones y su estilo y disposición emocional que desencadenan las decisiones. Para ello, influye una enorme cantidad de condiciones y de circunstancias de lo más diversas.

Contrariamente a esto, muchos consideran que pueden establecerse pautas objetivas que delimitan un estado de compromiso “genérico”. Ahora bien, más allá del criterio que se pueda tener, es cierto que las opiniones acerca de los parámetros “objetivos” de compromiso están popularizadas y difundidas, lo que nos obliga a ocuparnos de los mismos. Algunos indicadores tienen valor universal. Veamos.

Pocas dudas hay de que aceptaríamos una apuesta de 1 bb por un pozo de 1.000 BB, aunque ello agote nuestro stack y tengamos pocas o casi nulas chances, ya que el compromiso es prácticamente ineludible. Entre estos extremos, ¿habrá alguna medida o valor que fije esa propensión, aunque sea meramente indicativa? Analicémoslo.

La elección de una táctica es una decisión simple cuando no tenemos juego o cuando llevamos manos premium, pero no lo es tanto cuando no se dan esos extremos. Y esa determinación, quizá la más importante de una ronda, se basa no sólo en el valor de nuestra mano, sino en el de la posición, el tipo de rivales, los stacks, la etapa del torneo, el tipo de competencia y hasta los estados emocionales, de los que nos ocupamos en nuestra obra “Mente Psicología y Cuerpo”.

El tamaño de los stacks afecta radicalmente las situaciones de compromiso, en tanto deben evaluarse los montos a invertir y cómo puede afectarnos esa decisión en función del resultado final. Miller dice: “usualmente, los novatos construyen un pozo grande y luego deciden si van all in o no. Y esto es como comprar una casa sin verla”. Y aconseja: “antes de erigir un gran pozo, pregúntate antes del flop si estás dispuesto a poner todo el stack en la ronda.

“Cuando no estás comprometido y no tienes otra razón para jugar, deberías hacer un control del pozo y evitar poner más de una tercera parte de tu stack”. “En cambio, cuando te comprometes voluntariamente, debes meter el dinero lo más rápido posible, para no dar buenas odds a tus oponentes”. Y, ¿por qué 1/3 de nuestra pila? “Porque al disponer esa cantidad de fichas, construiremos un pozo que nos compromete a nosotros o al rival y condicionará las decisiones”.

Este es, para él, el denominado “umbral del compromiso”, el peligroso “punto de no retorno”, que analizaremos en una próxima entrega, y que, por supuesto resulta menester evitar, al igual que “el compromiso imprevisto”. Por lo pronto, sólo diremos que, después del compromiso, viene el casamiento.

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