Muchos atletas de élite, grandes empresarios, artistas y jugadores de poker profesionales coinciden en afirmar que una de las claves del éxito está en el reto de superarse internamente cada día.
La conocida actriz y cantante estadounidense Lena Horne una vez afirmó: «No es la carga lo que te destruye, sino la forma en la que la llevas». Y es que muchas veces para poder y salir a competir en los torneos o niveles más altos primero se deben solucionar algunos aspectos técnicos y mentales que se encuentran en el interior.
Aunque el poker es una actividad maravillosa en muchos aspectos, tiene una cara no muy bonita y es que enfrenta a los jugadores contra ellos mismos en los más altos desafíos. El gran resultado de este conflicto interno es que en algunos casos se pasa gran cantidad del tiempo haciendo lo que se quiere y no lo que realmente se debe para lograr convertirse en un verdadero profesional.
La mente y ego condicionan muchas decisiones perjudiciales para el juego. La lista es enorme y va desde errores técnicos como pagar de más en cierto spot a saltarse otros aspectos mentales como evitar una jornada de estudio luego de una gran sesión o por el contrario, modificar rápidamente la manera de jugar productor de una mala racha. En todos estos casos, el rival no ha sido otro jugador.
También se ha hablado del tilt asociado directamente con las malas derrotas. Por su parte, algunos autores también han nombrado los efectos negativos que produce el tilt por otros factores como la confianza. Lo cierto es que a nadie le gusta perder, mucho menos si trata de hacerlo en una mesa de poker y mientras se esté ganando, la sensación de bienestar crece opacando la objetividad. En ambos casos existen sesgos que no dejan ver la situación real de las cosas.
Entonces, ¿cuál sería la solución para derrotar al rival interno? Expertos en materia de psicología aplicada tanto al trading como al poker afirman que es importante aprender a relativizar, es decir a aceptar y mirar con perspectiva todos las situaciones y así se podrá dar un gran paso para ganar la batalla que se disputa con uno mismo.
Por otra parte, el ser humano tiende a juzgar más fácilmente las situaciones ajenas que las propias, por ello una buena técnica es mirar la situación como un gran director de cine o como si se tratara de otra persona. Al mirar dicha situación como si le estuviera pasando a otro jugador, las emociones que conllevan a un pensamiento subjetivo pueden desaparecer haciendo que aparezcan nuevas visiones más realistas y de menos sufrimiento.