MINDSET
Consejos para derrotar al maniático de la mesa
Aprende a identificar sus patrones y convertir su estilo en una ventaja estratégica.
Si bien durante mucho tiempo el poker tuvo que padecer y cargar con una mala imagen, con el paso de los años eso fue cambiando y evolucionando. Más allá de que alguno que otro siga con una mala concepción de este juego, la historia es totalmente diferente en la actualidad. Esta disciplina hoy está regulada por distintos entes en algunos países y hasta se considera como un deporte mental. Fíjense qué cambiadas que están las cosas, que hasta los policías lo juegan sin ocultarse…
Leonardo Giuffrida es el ejemplo, un efectivo policial desde hace 27 años. Primero lo fue en la Federal y actualmente se desempeña como segundo jefe en el polígono de la policía de la ciudad de Buenos Aires. Como instructor de tiro estuvo «las tres cuartas partes del servicio», calcula. En el vamos, este ajedrecista fue juez asistente en AFA y allí nació su pasión por el poker: «Aprendí medio obligado», confiesa quien viene de salir campeón en el City Center Rosario.
¿Obligado? «Es que los referís entrenaban dos veces por semana. Los jueves nos juntábamos a cenar y se ponían a jugar al poker. Para formar parte de ese grupo, aprendí a jugar hold’em», recuerda quien se largó a jugar torneos desde 2012.
-¿Cómo le hacés entender a los que no están al tanto que esto ya está muy lejos de lo clandestino?
-Es que el poker tiene mala prensa. Lo que es clandestino son los lugares que no están habilitados. Por mi parte, trato de evitarlos. Voy a jugar los torneos en casinos, en el barco (NdR: Casino Buenos Aires), en Tigre… También en el Interior cuando se hacen los torneos argentinos.
-O sea que sos lo más alejado al concepto del policía que va a jugar a la timba…
-Totalmente. Algo que siempre aclaro: cuando voy a jugar, lo único que hago es ir a jugar al poker. Ni por casualidad pongo una moneda de 50 centavos al rojo o al blanco. No me gusta. Únicamente voy a los casinos a jugar poker.
Así, este «competidor de toda la vida», como el mismo Giuffrida se define, marca la cancha entre su vocación y el poker. Cosa que toma como una actividad descontracturante: «El poker es mi cable a tierra. No podría decirte qué voy a jugar más adelante. No soy profesional ni mucho menos armo una grilla. Vivo el día a día. Me encanta el poker, pero no tengo un sueño que gire alrededor de eso. No pienso en ir a Las Vegas y ganar tal cosa«, añade el policía.
De todas maneras, el vigente campeón del Rosario Grand Poker se toma este juego de manera más seria. Algo totalmente diferente a como era en sus inicios: «Antes disfrutaba hacer alguna jugada media rara para enfermar al otro. Hoy priorizo jugar mejor al poker y me siento más asentado. De hecho, hubo jugadores con los que coincido en varios torneos que me dijeron que estoy jugando mejor».